viernes, 3 de diciembre de 2010

La gracia del sexo sexualizado de Orlando Barone


No sé qué porcentaje de personas viven toda una vida sin haber practicado sexo con otras personas ni tampoco sé si existen aquellas que ni siquiera practicaron sexo consigo mismas. Haber debe de haberlas. Y nada se sabe acerca de la intimidad onanística de un monje que presume vivir casto y aislado en una gruta. ¿Tuvo el Papa alguna experiencia carnal, Moria Casán alguna vez fue virgen, Internet mejoró o empeoró el sexo, colgar un crucifijo en la cabecera de la cama matrimonial produce congelamiento, dormir con la perra o el perro apoyado en la almohada tiende algún significado erótico? No hace falta ser muy imaginativo para calcular que entre las dos actividades humanas más instintivas y gozosas-la alimentación y la cópula- la alimentación es la más frecuentada. Por eso hay más supermercados y restaurantes que casas de cita y que albergues transitorios. En la vida de una pareja joven en plenitud el mayor tiempo que pasan juntos es bastante desilusionante. Se lo pasan más tiempo en el auto en movimiento, en los shoppings, en la cama durmiendo o hablando por celular no entre si sino con otros. Donde sí el sexo ha intensificado su preponderancia es a través de la palabra: sea esta escrita o hablada. La sexualidad verbal es en la sociedad contemporánea un paliativo a la carencia. El sexo hablado es un motivador de la autoestima a la que la realidad carnal va reduciendo. La verborragia del sexo es la catarsis que drena la contenida libido inexpresada. Existe un vasto desconocimiento acerca del comportamiento sexual comparativo entre sujetos de distintas etapas históricas. Uno fantasea excesos embriagadores más legendariamente intensos entre Cleopatra y Julio César que ahora sobre la cama solar entre una señora de country un personal trainer. Aunque lo que se tiende a suponer a lo mejor no es lo que sucede. ¿Cómo saber si la ha pasado mejor una diosa griega con un fauno que una botinera con el ogro Fabbiani? ¿Y cómo saber si ha sentido más la primera pareja humana cubierta de pelos- él tratando de encontrar el endemoniado orificio y ella dudando cuál es el más apto de todos cuantos tiene- o siente más una pareja actual que ya es veterana sexual al salir del secundario? Sí, el sexo es menos vital que la comida y que el agua. La prueba es que se soporta apenas unos días sin tomar una gota; sin ingerir bocado se logra aguantar un par de meses; pero sin sexo se puede estar toda la vida.

Fuente: Carta abierta leída de Orlando Barone el 3 de Diciembre de 2010 en Radio del Plata.
            Blog Orlando Barone
N. de R.


Personalmente pienso que el gran cambio de la sexualidad se dio en los sesenta y setenta con la libertad sexual y el descrédito de la virginidad, esto trajo como colación que los jóvenes tuvieran mucho más sexo que el que tuvieron sus padres a la misma edad, lo cual fue muy sano y beneficioso para el organismo humano que necesita al sexo como actividad vivificante, líbido es impulso a la vida...


Ahora bien, respecto a las nuevas generaciones y sobre todo por razones muy entendibles como son la llegada del sida y sus terribles consecuencias, trajo como reacción un retraimiento en el ejercicio efectivo del sexo, pero como la libertad sexual ya se había extendido entonces se pasó a una libertad sexual... pero hablada, como bien dice Orlando.


En definitiva, a mi entender los jóvenes (y no tanto) de hoy hablan muchísimo de sexo, se pasan el día comentándolo, es casi su tema principal de conversación en reuniones, pero... no lo ejercitan o practican el onanismo de una manera que ya resulta perniciosa porque adquieren una especie de dependencia de él, que cuando llega por fin! una oportunidad de sexo real... no pueden responder adecuadamente!! Claro, es como sacarle el pecho al bebé y darle mamadera, después no quiere más el pecho porque allí tiene que hacer más esfuerzo, con la mamadera llega fácil el líquido láctico. Se entiende? En conclusión, los que fuimos jóvenes en los setenta hablábamos menos y lo practicábamos mucho más, las generaciones actuales hablan mucho, a veces parecen dar cátedra de posturas y de todo el kamasutra que no dudo para nada lo conocen del prólogo al fin, pero lamentablemente los pobres jóvenes actuales lo practican mucho menos, en casos que conozco, personas de treinta años no lo han practicado nunca!! Es la sociedad en la que vivimos, de a poco la tecnología va reemplazando todo ...


3 de diciembre de 2010 18:17

Melan















Escrito por Orlando Barone